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Síntomas
La rosácea normalmente comienza con un eritema (enrojecimiento en la piel) en la parte central del rostro, mejillas, frente o nariz. En algunos casos, incluso puede manifestarse en el cuello y el pecho. Cuando la enfermedad avanza, se puede desarrollar otra serie de sintomatología como:
Ardor
o
Quemazón
Picor
Flushing
(Enrojecimiento transitorio)
o
Eritema semi-permanente
Sequedad
Telangiectasias o cuperosis (Dilatación de los vasos sanguíneos superficiales. Venitas permanentes en el rostro)
Pápulas
(Pequeños granos)
y/o
Pústulas
(Granitos con pus)
Trastornos oculares (Enrojecimiento, Blefaritis o Queratitis)
Erupciones cutáneas
(Costras, escamas...)
o
Dermatitis
Inflamación
Dolor
Deshidratación
Nariz bulbosa y enrojecida
(En casos más avanzados puede causar Rifoma: nariz roja lobulada)
En ocasiones, se confunde con acné; pero sus causas y síntomas no son los mismos. El acné vulgaris está relacionado con las glándulas sebáceas y puede afectar a la piel de todo el cuerpo, en cambio la rosácea es un trastorno que, aunque también implica alteración en las glándulas sebáceas, afecta a la red vascular del rostro.
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